La masonería es una sociedad que guarda muchos misterios. Te contamos cómo ha influido históricamente en México.
Aspectos generales
La masonería o francmasonería se define a sí misma como una institución de carácter filosófico, filantrópico e iniciático. Nació en Europa a finales del siglo XVII, aparentemente entre los círculos intelectuales y políticos de la ilustración. Sin embargo, mitológicamente la masonería rastrea su origen en los gremios de constructores de las catedrales medievales. De forma más aventurada, algunos consideran que la masonería nació durante la construcción del templo de Salomón.
Los grupos masónicos a su vez están conformados por logias, cofradías o hermandades formadas por un número mínimo de maestros. Por su parte, la vida de las logias gira en torno a símbolos arquitectónicos que son análogos a distintos niveles de comprensión filosófica y moral.
A su vez, las pequeñas cofradías suelen suscribirse a otras más grandes, a las que llaman Gran Logia. En el interior, las cofradías suelen agruparse en torno a un rito, pese que existen grandes logias que agrupan más de uno.
Originalmente las logias masónicas estuvieron compuestas por sociedades exclusivamente varoniles, consecuencia de distintas creencias metafísicas. Sin embargo, actualmente existen grupos exclusivamente femeninos o mixtos, pese que no siempre son reconocidos por las logias más conservadoras.
El reconocimiento o no de una logia por parte de las instituciones masónicas más fuertes se traduce en la regularidad o irregularidad del grupo. Dicho adjetivo sirve para aceptar la autenticidad tradicional de una logia, así como de sus ritos e iniciaciones.
La iniciación
Al ser una sociedad iniciática, la masonería se compone de diversos rituales tradicionales cuyo objetivo es producir un cambio de consciencia en los aspirantes a pertenecer a una logia, los cuales son denominados como profanos.
Después del escrutinio del aspirante, el profano pasará por una serie de rituales con los ojos vendados, en los cuales se compromete con la institución y juramenta ante un el Venerable Maestro (líder de la logia), luego de lo cual se transforma en un aprendiz de masón. Posteriormente podrá aspirar a los dos grados básicos subsecuentes, compañero y maestro.
La masonería mexicana
La aparición de la masonería mexicana tiene su origen en el siglo XVIII, con la llegada de los primeros inmigrantes de origen francés al virreinato. Para entonces, la masonería vivía su capítulo de incidencia directa en el estallido de la ilustración y laRevolución Francesa. Fue durante dicho movimiento que la frase “Libertad, igualdad, fraterniad” se gestó, convirtiéndose en el lema de la República Francesa y del Gran Oriente de Francia (la más antigua de las obediencias masónicas).
Debido a la falta de evidencia documental y a la secrecía de la sociedad misma durante la época, es difícil definir las logias novohispanas. Sin embargo, es probable que fuera en estos círculos donde se gestara el movimiento independentista; así como la difusión del ideario filosófico de la ilustración.
De acuerdo al historiador José María Mateos, independentistas de la talla de Miguel Hidalgo, Morelos e Ignacio Allende eran masones. De acuerdo a su texto “Historia de la masonería en México“, se afiliaron en la logia “Arquitectura moral” ubicada en el Centro Histórico de la Ciudad de México.
Sin embargo, no existen pruebas tangibles de que dichos independentistas se iniciaran en la logia de la calle Bolivar. En cambio, los contemporáneos Fray Srevando Teresa de Mier y el emperador Agustín de Iturbide tienen mayor evidencia documental de su participación en la francmasonería.
Ritos masónicos de México
Desde sus orígenes en México, hasta la actualidad, el rito predominante en la masonería mexicana ha sido el Rito Escocés Antiguo y Aceptado (REAA). Tras la consumación de la independencia en 1821, la masonería proliferó. Desde entonces hasta la actualidad los jefes de estado han sido vinculados a ella, exceptuando sólo a los presidentes panistas.
Para 1823 la masonería mexicana comenzó a sufrir su primera fractura. Fue con la llegada del Rito de York con sesgo político estadounidense que la masonería comienza a dividirse en dos corrientes.
Mientras que los escoceses eran políticamente conservadores y pro europeos, las logias yorkinas apoyaban el Destino Manifiesto y el liberalismo estadounidense. Como consecuencia, algunos masones mexicanos comenzaron a gestar una tercera vía nacionalista, movimiento que en 1825 se fundó como Rito Nacional Mexicano, cuyo mayor representante histórico es el presidente Benito Juárez.
Maximiliano I de México, protector de los masones
Tras la asunción al trono en 1864, Maximiliano de Habsburgo fue arropado rápidamente por las logias masónicas de México. Pese a que se le ofrecieron el liderazgo de la masonería mexicana, el gobernante declinó al cargo, sin embargo, ofreció protección incondicional.
Es probable que la razón principal de la no iniciación de Maximiliano en la masonería se deba al estrecho vínculo de la corona austriaca con la iglesia católica romana. Es importante recalcar que el catolicismo se ha visto como un detractor histórico de la masonería, pese que ambas instituciones se han relacionado de una forma más compleja.
Asimismo, Maximiliano recibió tropas vinculadas al Rito Francés, las cuales no dejaron vestigios rituales. Pese a su ideario masónico-liberal, en muchos casos semejante al de Juárez, Maximiliano fue ejecutado 1867.
Porfirio Díaz, unificador de las órdenes
Porfirio Díaz, uno de los personajes más controvertidos de la historia mexicana, también tuvo un papel protagónico en las logias mexicanas. De acuerdo a Rogelio Aragón, tras la restauración de la república por parte de Juárez, se gestó un movimiento de reconciliación nacional entre las esferas políticas.
Al asumir Díaz el poder, llevó el movimiento conciliatorio aún más lejos y con una mayor centralización en su figura. Porfirio Díaz buscó erigirse como árbitro supremo de movimientos polarizados como la iglesia y los laicos, las corrientes masónicas y los liderazgos regionales.
Durante los últimos años del siglo XIX la masonería mexicana se encontraba fuertemente dividida principalmente entre los escoceses y los nacionalistas. Mientras los primeros eran vistos como colaboradores del imperialismo, los segundos eran férreos simpatizantes del gobierno de Lerdo de Tejada.
Con la intención de derrocar el gobierno del juarista Sebastián Lerdo de Tejada, en 1876 Díaz proclama el Plan de Tuxtepec,el cual se expresó como la Gran Dieta Simbólica dentro de la masonería.
Con la reconciliación en torno a su persona, Porfirio Díaz ganó la legitimidad para sumir la investidura presidencial por primera vez en 1876. Como consecuencia, la masonería mexicana fue unificada bajo coacción gubernamental durante el periodo de 1890 a 1901. Debido a la presión y diversidad ritual al interior de la Gran Dieta Simbólica, ésta se disuelve en 1901.
Los masones mexicanos en la actualidad
Desde inicios del siglo XX y hasta la actualidad, la masonería mexicana creció sin márgenes definidos, principalmente dentro del Rito Escocés y el Nacional Mexicano. Hoy existe una gran variedad de logias entre las que se incluyen grupos paramasónicos, femeninos, mixtos, liberales, religiosos, místicos, políticos, etc.
Pese a que ha perdido su hermetismo ortodoxo, lo cierto es que la masonería aún sigue siendo un grupo influyente. El legado que la masonería ha dejado en los movimientos históricos de México es incalculable, sin embargo su simbología es detectable en el imaginario nacional.